Duelo, importancia, etapas...


Siembra un pensamiento, cosecha una acción.
Siembra una acción, cosecha un hábito.
Siembra un hábito, cosecha un carácter.
Siembra un carácter, cosecha un destino”
(Samuel Smiles)


Es muy importante en la práctica saber reconocer en que etapa del duelo se encuentra cada sujeto. Para poder intervenir de forma coherente. De esta forma en los sujetos adictos hay que situar el papel de la renuncia; “Dimisión o dejación voluntaria de algo que se posee, o del derecho a ello” (Diccionario de la lengua española , 2010).
Es la renuncia al consumo compulsivo de cualquier sustancia o habito que luego de un tiempo se volvió impostergable, ya sea por el lugar “cómodo” en que ese estado sitúa a las personas en un primer momento, o por una situación particular de la que la persona no puede dar cuenta hasta que se encuentra solo. Con la vida complicada y muchas veces habiendo transitado por diferentes tipos de perdidas de forma superficial, que es algo que no posibilita el transito saludable hacia una mejor calidad de vida.
Pero aceptar esta renuncia implica necesariamente perdidas, las cuales también deben ser impostergables y cuyo dolor es tal que para superarlo implica un trabajo de duelo, que es propio de cada sujeto.

Muchos autores se han ocupado del Duelo, entre ellos Freud y Lacan, en un principio se hablaba solo en caso de fallecimiento de algún familiar cercano , como una forma de romper con lo subjetivado y reconstruir la vida nuevamente.
A lo largo del desarrollo nos vemos enfrentados a diferentes experiencias que implican perdidas y renuncias. Resalta una u otra como mas relevante, dependiendo de la carga afectiva que cada sujeto le de a las mismas,. Pero en la medida en que nos desarrollamos son más complejos los procesos que están en juego. El desarrollo mental saludable consiste en poder conocerse a uno mismo para luego poder comprender lo que pasa en nuestro entorno.
Es difícil afrontar la pérdida. El duelo es un proceso más o menos largo y doloroso de adaptación a la nueva realidad. Elaborar el duelo significa ponerse en contacto con el vacío que ha dejado la pérdida, valorar su importancia y soportar el sufrimiento y la frustración que eso genera.
Cuando un primer duelo no se elabora debidamente, puede traer consecuencias psíquicas y fisiológicas, lo cual no permite el transito saludable por los demás duelos que se viven en el ciclo vital de cualquier sujeto.
Entonces en este caso se puede decir que las consecuencias pueden llegar aun nivel crónico. Esto produce que una persona, frente a una situación de pérdida, separación o cambio de su cotidianeidad, actué de acuerdo a la primera reacción patológica, la cual se torna como una coraza no tan fácil de remover.
En el duelo nos encontramos ante una pérdida real de un objeto simbólico. Donde la persona, en la búsqueda desesperada por adjudicarle a alguien la responsabilidad de la pérdida, imagina el agente que la ocasionó. Por eso frecuentemente el sujeto le atribuye a alguien la responsabilidad de esa pérdida o se siente a sí mismo como responsable. De ahí la aparición del sentimiento de culpa, el castigarse, boicotearse y los deseos hasta de suicidarse.

Freud, en «Duelo y melancolía» (1915) sitúa tres tiempos en la tramitación de un duelo: En el Primer tiempo: el sujeto reniega de la pérdida, no quiere saber de ella, un “ya lo sé... pero de todas formas…”. Tiempo que sitúa como denegatorio de la pérdida. No puede perder el objeto aún, lo sigue esperando y creerá poder recuperarlo aunque la realidad le indique algo diferente.
La Dra. E. Ross plantea en su caso un momento de negación y aislamiento. Es un mecanismo de defensa provisorio y pronto será sustituido por una aceptación parcial de esa perdida, la negación amortigua el dolor de la perdida. Dentro de esta etapa las respuestas más habituales son: “no puede ser!”, “no lo puedo creer”…
El segundo tiempo Plantado por Freud : hay un abandono pieza por pieza de los lazos que lo unen al objeto perdido, ir soltando al objeto con el arrancamiento doloroso que ello supone por la porción de narcisismo que hay en juego en toda elección de objeto.
Podemos relacionarlo también con el estado de “Ira” que plantea la Dra. Ross, donde la negación es sustituida por la rabia, la envidia y el resentimiento. Surgen todos los por qué, la ira se desplaza en todas direcciones, aún injustamente. Esa agresividad, mal humor, impotencia, se orienta hacia uno mismo o hacia terceros. Lo que puede relacionarse al tercer tiempo que plantea Freud; la libido se retrae hacia el yo (en 1915, Freud ubica al yo como reservorio de la libido), para luego poder dirigirla hacia otros objetos. El sujeto toma rasgos del objeto de manera que pueda así perderlo: a condición de apropiarse de algo del objeto bajo la forma de la identificación.
La Dra. Ross plantea un tiempo de Pacto o negociación: ante la dificultad de afrontar la difícil realidad, mas el enojo con la gente y hasta con dios, surge la fase de intentar llegar a un acuerdo para intentar superar la traumática vivencia. 
Luego cuando no se puede seguir negando la persona se debilita, adelgaza, aparecen otros síntomas y se verá invadida por una profunda tristeza. Es un estado de Depresión, en general, temporario y preparatorio para la aceptación de la realidad. Es fundamental aquí que los familiares sepan acompañar y no generar sentimientos contradictorios en la persona. Y poder conducirla hacia la aceptación. 
Es así que habiendo transitado por las etapas anteriores en las que pudo expresar sus sentimientos -su envidia por los que no sufren este dolor, la ira, la bronca por la pérdida del hijo y/o cualquier pérdida, y la depresión. Contemplará el próximo devenir con más tranquilidad. Y comenzara a aceptar su realidad
Los cambios a los que se ve afectado el adicto son inevitables, y muchas veces en el hogar debe cambiar el rol que venia teniendo, para hacerse “cargo” de su situación. Partimos de la base de un proceso, con lo cual ese cambio deja de ser una presión inmediata para transformarse en pequeñas acciones del día a día, lo podemos ver en las frase tan utilizada “Solo por hoy”.

El trabajo de duelo implicaría, entonces, un desafío a la estructura del sujeto para recomponer su universo simbólico. 
Ademas de esos duelos vitales, el adicto se ve en la necesidad de afrontar 3 grandes perdidas;
  • Por la sustancia de elección
Les cuesta mucho alejarse de lo que les hace daño, a pesar de ser consientes del perjuicio ocasionado por la sustancia, o por otra persona,   se siguen vinculando igual con ella. Entienden a nivel racional lo dañino del vínculo establecido con la sustancia y sin embargo siente unos deseos irrefrenables de hacerlo igual.
Puede darse por razones neurológicas que son provocadas por la misma sustancia de consumo, o porque muchas veces la persona no esta preparada a nivel afectivo para afrontar la perdida.
En este caso es bueno acompañarlos para que puedan procesar la tolerancia a las frustraciones, ante las posibles recaídas.
  • por el “personaje” de consumo
En su etapa de consumo desarrollan una identidad en relación a sus “amigos”, que lo acompañan en el consumo, lo que le da un sentido de pertenencia al grupo. Se trata de como lo ven sus “amigos”.
Como plantea Daniel Lapunov “Este personaje se extraña y hay que tener en cuenta que a veces estamos con alguien de 35 años que hace 20 consume. Es importante informar aquí que la vivencia que tendrán al principio es la misma que padecen las personas con exilio político o económico, los primeros tiempos estarán solos hasta que empiezan a hacer nuevas amistades, también podemos impulsarlos a que recuperen las que en un momento perdieron o abandonaron.”
  • por los compañeros de consumo
Cuando te sientes parte de algo, y desarrollas un sentimiento de pertenencia a un grupo, también lo haces con respecto a cada una de las personas que conforman ese grupo. Por ello, para la persona adicta es aun más difícil este duelo. Fue la forma que encontró de vincularse con el mundo, y desprenderse de ella no es una tarea sencilla, la persona debe desconectarse de todo su entorno, incluso de los que serian sus “amigos”.

Creo que e muy importante el aporte del terapeuta para contribuir al transito saludable por las diferentes etapas de duelo. A los efectos de transmitir la motivación y el apoyo necesarios. Sabemos que este proceso depende de cada persona y en el caso de los adictos lo transitan muchas veces sin el apoyo familiar que se requiere, debido a los vínculos “enfermos” que se construyeron. Pero si hay alguna persona, ya sea parte de la familia o no, con la que el paciente tenga un vinculo con el cual pueda proyectarse es indispensable que contemos con ese apoyo.
La diversidad y permanente transformación de este campo, nos exige trabajar en equipo; un equipo interdisciplinario, porque la convergencia de diferentes enfoques de los profesionales de la salud ayuda a enriquecer la práctica. Y aporta al momento de abordar un caso y llevarlo a su mejor desenlace.


Bibliografía

Tres duelos en  la adicción, Daniel Lapunov / http://www.itinerario.psico.edu.uy/Tresduelosenlaadiccion.htm
Freud, S. «Duelo y melancolía» (1915) Obras Completas, Amorrortu, Tomo XIV,

Laplanche, Jean – Pontalis, “Diccionario de psicoanálisis”
Kübler-Ross, E. (2000). Sobre la muerte y los moribundos. Grijalbo.

DEL TRABAJO DE DUELO A LA FUNCIÓN DE DUELO, CON ALGUNAS DIFERENCIAS...


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